Sí, lo sabemos, es mucho más típico del invierno más profundo, cuando el frío te cala hasta los huesos. Pero… el 13 de septiembre se celebra el Día Internacional del Chocolate y hemos querido agregarle a nuestro peculiar homenaje ese componente que se degusta en todos los sitios de España, pero que en Madrid se convirtió en una tradición típica como nuestra taberna: los churros con chocolate. O el chocolate con churros, como prefieras, porque… tanto monta, monta tanto… Y da igual el orden, porque sigue estando totalmente delicioso.

Nos encantaría poder afirmar que esta tradición es madrileña, pero realmente no se sabe muy bien cuál fue su origen certero. Incluso nos lo disputamos entre España y Portugal.

Unos dicen que los churros fueron la invención de los pastores nómadas españoles que vivían en las montañas sin acceso a las panaderías. Estos hombres la mayoría de los días estaban trabajando duro en las montañas y de vez en cuando les apetecía algo de dulce. No había panaderías allí, así que hicieron churros porque eran muy fáciles de preparar en sartenes en el fuego abierto.

El nombre churro proviene de la raza de ovejas llamada «Navajo-Churro» que es descendiente de las ovejas «Churra» de la Península Ibérica. Los cuernos de las ovejas de «Churra» se parecen a los pasteles fritos, así que es de donde viene su nombre.

 

Pero también hay quien afirma que su origen lo tenemos que buscar en Portugal, de cuando los portugueses descubrieron el nuevo mundo y las rutas comerciales los llevaron hasta China. Los marineros portugueses descubrieron pasteles salados en el extremo norte de China, donde fueron llamados «Tiao», diablo de harina frita. Tal vez los chinos les dieron este nombre porque sabían que este pastel no era muy saludable, pero por otro lado, tal vez pensaran esto porque es tan sabroso que es difícil dejar de comer? 🙂 Los portugueses trajeron la técnica que los chinos estaban utilizando para preparar este placer frito salado en casa y cambiaron un poco su forma (forma de estrella) y le añadieron azúcar.

Una vez que llegó a la Península Ibérica, adquirió la nueva forma y sabor, y cuando los pastores españoles lo descubrieron, obtuvo un nuevo nombre «Churro».

Sea como fuere, tomar un chocolate con churros a la merienda es un placer para los sentidos, un chute de energía y una actividad que encanta a grandes y a pequeños.

Feliz día del chocolate… (nota mental: ¿hay algún día internacional del churro? Habrá que buscar, lo apuntamos para otro post…).