Madrid tiene muchas historias… no es casualidad: es una de las ciudades con más abolengo y tradición de toda Europa. Muchos de sus edificios son realmente históricos, como te contamos aquí. Y hoy te traemos una leyenda que a nosotros nos fascina: no solo por intrigante, sino por romántica. Y es que somos de los que pensamos que en la vida hay que poner una pizca de todo… también de misterio romántico.  Así que hoy te hablamos de la leyenda de la Casa de las Siete Chimeneas. ¿Sabes cuál es? ¿Sí? ¿No? 

A finales del siglo XIX, el edificio de la Casa de las Siete Chimeneas tuvo nuevas reformas, pasando a convertirse en la sede el Banco de Castilla.

Fue en esa época cuando se descubrieron los restos del esqueleto humano de una mujer del siglo XVI, lo que revivió de nuevo la ya olvidada leyenda de la Casa de las Siete Chimeneas que hoy te vamos a contar. 

Esta casa se construyó para servir de morada a una joven llamada Elena, que era hija de un montero de Felipe II. 

El esposo de Elena tuvo que partir a la guerra en Flandes contra las tropas francesas, donde participó en la famosa batalla de San Quintín. Allí, murió en combate y Elena quedó desolada hasta que murió de pena. 

Sin embargo, al poco de morir comenzaron a correr historias diferentes sobre el caso. Los sirvientes de la casa tenían la sospecha de que Elena había muerto asesinada. Las sospechas se fundamentaban en algo bastante concluyente: afirmaban haber visto marcas de cuchilladas en el cuerpo sin vida de Elena.

 Antes de su muerte, Elena había dado a luz a una niña. Esa niña podría haber sido el fruto de una relación extramatrimonial con nadie más y nadie menos que el rey de España, Felipe II. Los rumores que afirmaban que Felipe II y Elena habían sido amantes se difundieron como la pólvora.

La cosa se complicó aún más cuando unos días después de morir Elena, el padre apareció ahorcado de una de las vigas de la casa.

Las autoridades ordenaron entonces investigar más a fondo la muerte de Elena, pero el cadáver ya había desaparecido. Nadie sabía dónde podía estar y se pensó que quizá fue ocultado en las paredes del edificio o enterrada en sus jardines. Pero el cuerpo de Elena nunca apareció. 

Años más tarde, cuando el revuelo por los crímenes había cesado, un hombre afirmó haber visto por la noche una figura deslizándose sobre el tejado entre las chimeneas de la casa. Se trataba de una mujer vestida de blanco que llevaba una antorcha en una mano y que con la otra señalaba hacia el Alcázar, morada del rey Felipe. Se decía que era el fantasma de Elena. 

Otras versiones de la leyenda cuentan que en realidad Elena era la hija del rey Felipe II y que después de morir su esposo, ella murió de pena y su fantasma aparecía para esperar a su difunto esposo. 

Sea como sea, es una de las leyendas históricas más bonitas y románticas de nuestro querido Madrid. Así que, ya sabes, si algún día ves algo sospechoso, cuéntanoslo, pero no dejes de visitar uno de los sitios con más carisma de nuestra ciudad.