Los calamares son, sin duda, una de los platos estrella de la gastronomía madrileña. Ya sea en tapa, en ración, en bocadillo… estos moluscos forman ya parte del alma de la ciudad. Pero aunque parezca mentira, no siempre fue así.

Pese a su lejanía con la costa, desde el siglo XVI en Madrid se podía encontrar pescado. Dado el tiempo de transporte no siempre llegaba en las mejores condiciones, desde luego. Precisamente  de ahí surge esa costumbre tan arraigada de ponerle limón a estos alimentos, que inicialmente se hacía para tapar el olor del pescado algo pasado.

Las costumbres católicas de no comer carne en determinadas fechas, como la Cuaresma, Vigilia y demás, aumentaron la necesidad de consumo de estos productos. No sólo en Madrid, sino en el resto de ciudades de interior. Así, allá por 1.739, el Rey concede un permiso especial para poder traer a Madrid pescados y mariscos desde los puertos del norte de España. Esto consiguió que llegase mucha más cantidad y en mejores condiciones.

Aún así, el tiempo de transporte seguía siendo un problema. Así que, además, de usar limón, empezó a popularizarse la costumbre de rebozar y freír el pescado. A esto también contribuyó, por supuesto, la llegada de muchos inmigrantes andaluces a la capital. De esta manera surge también otro de los platos estrella de la comida madrileña: el bacalao rebozado.

Por supuesto, los calamares tampoco se libraron de ser rebozados, y  menos cuando se trataba de un producto barato y fácil de preparar ya que no tiene espinas. Y si además se ponían entre dos buenas lonchas de pan proporcionaban una comida bastante completa y económica.

Fue ya desde en el siglo XX cuando este manjar que todos conocemos fue asentándose en todos los establecimientos de la capital. Sobre todo por zonas muy populares, como la Plaza Mayor.

Y de esta manera, el «bocata calamares» como se dice en Madrid, se convirtió en un clásico de la gastronomía de la capital. Por supuesto, en el Anciano Rey de los Vinos no somos ajenos a ello y en nuestra taberna podrás disfrutar de todo tipo de rebozados típicos: calamares, bacalao, gambas… y por supuesto acompañados de un vinito, una caña fresquita o un estupendo vermú de grifo. Te esperamos.