Os contamos hoy la historia del mercado más emblemático de Madrid, el Rastro, y que es a su vez uno de los más famosos del mundo.

En la zona que hoy ocupa el Rastro y durante los siglos XV, XVI y XVII, se ubicaron mataderos y curtidores de pieles, convirtiéndose en una zona comercial muy bulliciosa. En 1497 se inauguró un matadero que, a lo largo del tiempo y después de sucesivos cambios, sería trasladado a la cercana plaza de Legazpi.

Precisamente de la existencia del matadero se origina el nombre de «rastro», debido a los rastros de sangre que dejaban los animales después de ser sacrificados.

A mediados del siglo XVII se apiñaban negocios de carnicería y curtidores con comercios que fabricaban zapatos, correajes o monturas.  A ellos se unieron poco después tiendas de ropa, fábricas de velas, etc. Todo ellos negocios relacionados con la actividad del matadero.

Unos años más tarde también se asentaron allí vendedores de alimentos, panaderías, herramientas y objetos de todo tipo.  Posteriormente el Ayuntamiento de Madrid decidió trasladar a los curtidores de pieles a fin de evitar que con su actividad contaminasen el río.

Ya en el siglo XIX también aparecieron en el Rastro anticuarios, tiendas de muebles, joyerías, libros… De esta manera el mercado se apartó de sus orígenes alrededor del matadero y adquirió un carácter propio. El escritor Mesonero Romanos lo describe en 1861 en su libro «El antiguo Madrid» como un sitio «donde se venden cosas antiguas de mérito en medio de desperdicios».

En la actualidad, el Rastro de los domingos y festivos se sigue pareciendo mucho al antiguo, si bien ocupa mucho más espacio que en aquella época.

Como curiosidad en 1902 el rey Alfonso XII erigió una estatua en honor de Eloy Gonzalo, un héroe de la batalla de Cascorro (Cuba). A pesar de que la plaza donde se ubica la estatua (hoy la más emblemática del Rastro) se llamaba Nicolás Salmerón, todo el mundo seguía refiriéndose a ella como «plaza de Cascorro». Al final no hubo más remedio que hacer oficial el nombre, lo que ocurrió en 1941.

En el Rastro actual existen algunas zonas especializadas en función de los objetos que más se venden en cada una. Por ejemplo, la calle de San Cayetano se conoce como la «calle de los pintores», ya que existen varios comercios tanto de obras de arte como de utensilios para pintar. O la calle de Rodas, la plaza del General Vara del Rey y la plaza del Campillo del Mundo Nuevo, donde se ubican varios comercios dedicados a las revistas, comics y cromos. Por su parte, en la calle del Carnero y en la de Carlos Arniches se encuentran muchos libros antiguos.

Así que ya sabes, si quieres un plan estupendo para un domingo o festivo, pásate primero por el Rastro, y vente luego a tomar el aperitivo a El Anciano Rey, como manda la tradición.